Axioma


Tú, soñadora de pensamientos raciocinios; que vuelves loco loco a aquel pobre que ya se encuentra majareta.
Tú, hombre caucásico; que con tus aperturas del iris provocadas por aquellas veces que aspiras compañía, se muestran indiferentes después de ciento sesenta y ocho horas de aquel ósculo, que junto con esa palma izquierda palpaban el talle y el momento de gravitación; que ligado a ese periquete unificaban entre orilla y orilla aquella manta de seda color marrón.
Tú, que entre noche y noche indagabas resoluciones, no percatabas de que entre día y día había un camino que os mostraba una solución.
Tú, que entre chirigota y chirigota indagabas tentación, no percatabas de que entre prosopopeya y prosopopeya había un una chispa que os mostraba una nueva predilección.

No hay comentarios: