El Esternón Es Un Hueso Y Truena

A partir de aquí las listas no existen. 



Me truena el esternón cada vez que pienso en la forma de tus lágrimas mezcladas con las mías. ¿Podemos ir más allá de la ironía de la terquedad? ¿Podrías responderme?

Antes de irme me topé con un librero sabio, los libros que lo ocupaban me dijeron que tú eres el autor de las "últimas llamadas" y que aunque mi esternón truene mil, dos mil, tres mil veces, las oportunidades que nacieron de ti para mí fueron desechos cuando el polvo de tierra que nos rodeaba causaron la falta de oxigenación que nuestro cerebro necesitaba para considerarnos nuevamente un par de barroquistas queriendo implementar lo romanticista, y ahora que ambos esternones (el tuyo, el mío) truenan y explotan pero jamás dicen nada, concluyen biológicamente que jamás dirán nada. 

Pero no importa, desde el momento en que nos dejó de doler la indiferencia subjetiva, el esternón puede explotar diariamente, sin penas ni dolores,  ni consecuencias. 

Desde que fuimos nosotros, como individuos oponentes, hemos enfrentado lo que nunca quisimos prometernos, desenmascaramos lo que realmente quisimos desde el mismísimo momento que vimos los ojos con los ojos, el enojo con el enojo y la realidad con la realidad.