Una crisis supuestamente común, pero siempre será diferente

¿Has sentido esa curiosidad de querer no hacer lo que hiciste el año pasado, tenerlo tan presente que quieras o no, te guías por ese camino? ¿Has pensado mucho en “no intentar” porque deprimirías a alguien, y no estás seguro o segura de que en verdad es a quién quieres y te llega en la mente el “¿qué tal si no?”? ¿Has sentido el terrible sentimiento de no tener ni la más mínima idea de qué es lo que te pasará en tu futuro, que si para lo que eligieras o lo que haces eres bueno o solo es porque te da lo suficiente para vivir la buena vida? Pero… ¿qué es la buena vida para ti? ¿Dinero? ¿Pareja? ¿Alcohol?
¿Sientes que si no tienes todo aquello tu vida no tendrá sentido? Muchas preguntas, pocas respuestas; que se multiplican, que se ramifican, que se derivan más y concluyes que la verdadera incógnita es descifrar ¿Qué es el sentido para ti, qué es la vida para ti, qué es la felicidad para ti? Porque tarde o temprano esa misma pregunta se volverá necesariamente elemental para lograr una estabilidad emocional, ya que el día en el que te encuentres solo o sola puedas sentirte bien, sin depender de la felicidad de alguien o de algo; ya que el día en el que te enfrentes a algo doloroso, tengas la fortaleza para lograr ayudar alguien que lo necesita más que tú.
La pregunta final aquí es: ¿Estás dispuesto a madurar lo suficiente para entender lo que viene en camino, sea algo malo o sea algo bueno?

…Me gusta creer que para algo estamos aquí y el tiempo no es perdido sino ganado, cada minuto que se pasa es una lección de vida sea de paciencia por ver que tu madre no llega a tiempo o sea de enfado innecesario por no haber asistido a un concierto donde murieron miles de gentes al día siguiente.
Entonces, la pregunta ya fue hecha. La decisión es de quien quiere hacerlo, porque de poder, siempre se podrá.