Escuchar la voz de un viejo señor o continuar la vida con migraña no quiere decir que existan brotes de esquizofrenia. Por otra parte, conversar con la voz de un viejo señor, me hace querer escribir un poema, o una carta o un cuento y que ese poema, o carta o cuento diga lo mucho que te quiero: como un niño que anhela un juguetito, o aquel árbol que anhela lluvia, o el ruido que ama el silencio, o como la vida que sueña tu lado tierno, o el sol que cuida de corazones fríos.

La voz de un viejo señor, me recuerda al amor que existió.



96 horas de calvario.

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