Mi nuevo Las dice son, porque te quiero (Chicago)


Las doce son porque te quiero, ni un río muerto, ni la palabra “marcubo” (que no existe) puede decidir lo que la noche hacía aquella vez que rondabas en zapatillas rojas por aquél callejón que te dejó sin ninguna salida. Ha estado frío, tanto que el lago se ha mantenido congelado; tus lágrimas, tu voz, tu sensación es nada comparado al ruido natural que aumenta radialmente por tus alrededores, pues no es que no te encuentres, ni tampoco que no te escuches, ahí estás mírate bien. Ahí estás recostada entre aquellas olas de colores agrios como el ocre o el naranjo, que crujen cada vez que son aplastadas y se vuelven sumisas a esa espuma helada. Ahí estás, quizás en un bajel, o quizás en un forcaz, o tal vez, solo tal vez… estás recostada sobre aquella bóveda celeste que por cada coyuntura del tiempo no habías logrado completar.
La una es porque te quiero, ni el tacto más fino, ni la confusión (que hoy siento) puede definir lo que la noche hacía aquella vez que te encontrabas dentro un eco perteneciente, que dejó mil y una noches perturbando lo que tu futuro enigmático significa y significará hasta ahora. Ha estado como debe de estar, sin lamento, sin voz, sin frío, sin mirar lo que el oído ha hecho por ti, observando cómo pasa un sonido a veces fuerte, a veces grave y a veces oscuro, quizás tiene forma, sí, una forma que tal vez, solo tal vez… sea en forma de la letra “u” pero como tiene forma, quizás, solo quizás… tiene color, y es tal vez, un color azul.
Las doce son porque te quiero, ni uno ni dos ni tres… ni cuatro llegan a doce, las doce son porque te quiero.

1 comentario:

Tarambana dijo...

Me gusta como escribes, tiene un no-sé-qué que me gusta. :)

Saludos.