El sonido de resignación al despertar con la luz del sol atravesando la ventana, es el que palpita y aumenta la pupila en vez de disminuirla. No te encojas para hacerte menor persona, encógete para caber en los lugares en los que jamás cupiste y descubrir lo que antes no se te había permitido. Entra a la habitación que está oscurecida por el viejo recuerdo del pasado e ilumínalo con los nuevos recuerdos que vas creando para demostrar que avanzas cada vez más a una sabiduría que te llenará de dicha. Permítete a ti mismo caer en un lujoso colchón acompañado de alguien tomando tus manos para que compartan e intercambien miradas. Permítete que el sonido de resignación no se vea como una resignación en sí, que se vea como la nueva puerta que fue abierta especialmente para que sigas avanzando y creando, fomentando y creciendo. Pinta tu camino con colores descriptivos de ti, únicos, especiales e irrepetibles. El tiempo cambia a las personas como personalidad, pero jamás su carácter, sigue siendo tú.

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