Árbol seco, café y deshojado. 

¿Qué es real?


Podría inventar mas de mil epitafios para la muerte de nuestro corazón persistente. Si quieres, podemos enterrarlos juntos, quizás así algún día aprendan a estar y a quedar; como lo plasmado de un mero recuerdo jocoso lleno de una noción cálida, o el llano de nuestro seto que ocupa el centro de nuestra antitética forma de percibir el cariño que se aleja.


Obviamos, rehuimos, soslayamos, eludimos, escaqueamos, toreamos
Lloramos, gimoteamos, suspiramos, sollozamos, gemimos, plañimos
Escapamos, abandonamos, ahuyentamos, escabullimos, fugamos, huimos

Siempre huimos, cariño mío. Yo, tú, él, ellos, aquellos. Siempre huimos. 

Los epitafios se extienden a lo perenne.


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