Decían que existía un rumbo adecuado para los individuos perdidos; no estaban conscientes que el rumbo ajeno se torna arduo cuando el frío, indiferente, acaricia la piel.
Decían que es solo un cambio, una pericia; pero... ¿Cuándo se va a permitir acabar el cuestionamiento? ¿cuándo parará la pregunta de ser pregunta?
Mis pies caminan en dirección ausente, no existe sentido alguno en ellos. Duele pasar por rocas, lastima pasar por fuego, cansa ir en subida y caer en bajada.
Decían que teníamos potencial, que podíamos creer; no pensaron en que en la existencia de vivir también se puede desear desaparecer.
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