(Pasado es Pasado)

Qué tanto haz de vivir 
si tanto haz de pelear. 
La inocencia, sobrante del pasado
ausencia de la vida madura.
Recálcame el último recuerdo 
donde me he sentido desobligada
y créame un recuerdo 
si toda visión ha sido obligación.

Ayúdame a sentirme liberada, 

de la intriga a perder 
de la intriga a saber
lo difícil que es aceptar esta ida y fallecer

Cuán dedicadas son nuestras manos juntas
creación del nacimiento de toda obra humana:
Tus labios, mi cintura, nuestra piel erizada

Cuán dedicadas son nuestras visiones juntas

 creación del nacimiento del miedo humano:
Tus lecturas, mis palabras, la textura del trayecto acomplejado.

Qué tanto hemos de vivir
si tanto hemos de pelear.

Regresa inocencia, sobrante del pasado
ausente de esta vida inmadura.  

como si el futuro tuviese alguna importancia

"Como si después de los ríos metafísicos mezclados con algodones sucios el futuro tuviese alguna importancia." -Cortázar


Creemos que debemos padecer algún tipo de enfermedad terminal para hacer, creer, buscar lo que siempre hemos querido. El sistema social nos enseña eso "la forma ideal" de la rutina humana, esa donde en el segundo grado de la primaria nos dan la biología humana y social de Nacer-Crecer-Reproducirse-Morir siguiendo un prototipo que empieza a parir la miseria humana, una trascendencia sin diferencias ni cambios ni abierta.

¿Por qué carajos no logramos alcanzar desde ya lo que queremos hacer, creer y buscar? ¿Por qué nos aterra arriesgarlo todo, querernos, amarnos, el finito del tiempo? ¿Por qué desaparecemos y pretendemos que la ignorancia es la mejor compañía? 

Quiero vivir en miles de lugares, quiero sentirme como si el polvo de mis emociones de pronto se pulieran en algún llano remoto a la civilización, quiero demostrar que existen mis creencias de querer por amar de amar por querer, de encontrar que le quiero, de que gusto de hacer lo que soy, busco los altiplanos que son verdes por primavera y naranjas cuando se aproxima el invierno, busco un frío no tan gris como también un calor no tan amarillo. No me aterra buscarle, ni quererle, ni mucho menos llegar a amarle, más sin embargo, rodearme de tanta muerte directa e indirecta demuestra el que el tiempo existe para tomarlo en cuanto antes y sentirlo en cada ducto de nuestras venas hasta que nos duela, hasta que nos duela. 

La última- mi persona no la puede responder. Sonaría absurdo pero si me forzara a responderle sería porque le quiero y su ausencia me mata día con día, como el humo de los autos dañando el oxígeno, como el hoyo formado en la capa de ozono que quema todo lo que se topa, como cuando mi padre se comió mis dulces cuando tenía 7, como cuando llegue a pensar que le había dado resaca social, como cuando alguien fallece en la tierra y no vuelve. 


Al final de cuentas, el hecho de ser humano ya es una grave enfermedad terminal y nadie escapa.





El Esternón Es Un Hueso Y Truena

A partir de aquí las listas no existen. 



Me truena el esternón cada vez que pienso en la forma de tus lágrimas mezcladas con las mías. ¿Podemos ir más allá de la ironía de la terquedad? ¿Podrías responderme?

Antes de irme me topé con un librero sabio, los libros que lo ocupaban me dijeron que tú eres el autor de las "últimas llamadas" y que aunque mi esternón truene mil, dos mil, tres mil veces, las oportunidades que nacieron de ti para mí fueron desechos cuando el polvo de tierra que nos rodeaba causaron la falta de oxigenación que nuestro cerebro necesitaba para considerarnos nuevamente un par de barroquistas queriendo implementar lo romanticista, y ahora que ambos esternones (el tuyo, el mío) truenan y explotan pero jamás dicen nada, concluyen biológicamente que jamás dirán nada. 

Pero no importa, desde el momento en que nos dejó de doler la indiferencia subjetiva, el esternón puede explotar diariamente, sin penas ni dolores,  ni consecuencias. 

Desde que fuimos nosotros, como individuos oponentes, hemos enfrentado lo que nunca quisimos prometernos, desenmascaramos lo que realmente quisimos desde el mismísimo momento que vimos los ojos con los ojos, el enojo con el enojo y la realidad con la realidad.


You see, I don’t exist. The scientific explanation would be too complex to redact in a certain paragraph of a drunk mind full of questions and theories.
I can love and I can’t forget that you, only you were the creator of my existence every once in a while. Every rejection you made me act, every kiss, every hug, every sickness and madness.
You created me. Now I’m taking my own body, soul and memories.

And all viceversa.
I created your morning sadness, your hopeless hoping, your love lie. I created the disappearance of our linked beating hearts.


Whatever. I’m drunk.
Todos los días, despierta, no puedo evitar no dejar el razonamiento de qué sería algo hermoso por definir acerca de éstos sentimientos que empiezan por no terminar. 
Despierta, camino en el frío donde mi cuerpo, congelado, sigue caminando hacia algún tipo de destino que lleve hacia donde tus manos y vida se encuentran. 
Todos los días busco las palabras más descriptivas para poder declarar que sin ti, la existencia del sentido se hace menos válido pues por más que nos definan, por el momento, unas pantallas y unas palabras,  el día que llega para mirarte... desengaña mis miedos y frustraciones.
Cuántas veces he muerto por querer decirte que te amo, que si en un instante pudiera, iría y te trataría con fragilidad, porque en eso nos hemos convertido; en frágiles criaturas que pudiesen terminar con una fractura emocional. Pues así ha sido desde que nos hemos querido.


¿Qué cabe en el tiempo que se ha transcurrido?

¿Memorias? ¿Soluciones? ¿Olvidos?
A veces no hay algo especial que me lleve a tomar el más remoto interés hacia lo que me has compartido, o me has dado. A veces, no tiene ningún sentido respirar mientras hablas o escribes; no tiene ningún sentido respirar mientras esperas o piensan. A veces, es mejor caer al río, lago o mar y dejarte ahogar por el tiempo.

¿Recuerdas cuando teníamos doce años? No quería conocer a nadie. No existía en primero de secundaria, no quería. Y aún así, el chico del salón de en frente le enviaba chocolates, diciéndole que lo quería sin conocerlo. Y aún así, quería formar parte de los que se iban y volvían, de los que respondían y callaban, de los que volaban y corrían.

Quería sentirme de dieciséis, tener cabello verde o azul o morado. Quería querer y amar, y a la vez, quería ser nada alrededor de quienes importaban.

¿Qué cabe en el tiempo que se ha transcurrido? Pregunto.


Autorretrato


Dime que no existo. Dime que de aquí al cielo todo vuelve a una coincidencia atmosférica entre una irrealidad. 
Tienes un rasguño en tu ojo izquierdo, el mío se encuentra en el derecho; somos todo lo contrario, todo lo adversario. Ni perdón, ni recuerdo. Ni dolor, ni premio.
Somos un reflejo de un amor desnutrido, mírate. Mírate bien.

Nuestro pulgares encajan como un anillo al dedo; juntos con nuestra esbelta mano formamos un puño y quebramos nuestra reverberación. ¿Quiénes somos para entendernos? ¿Quiénes somos para destruirnos?¿Quiénes somos para huir de lo que no se puede huir? 

Yo soy tu derecha, a veces tu izquierda y así sucede en viceversa. Nuestra voluntad no es lastimar sino emprender la búsqueda del hallazgo a una dicha persistente, cosa que podría efectuarse si no permaneciésemos observando nuestros ojos color marrón; esos que te dicen que estás mal, que no deberías, que desvanezcas.

Levanta los vidrios de tu reflejo y reconstrúyelo, mírate de nuevo. Mírate bien. Una vez reconstruida, sella las grietas con oro, porque es el sofocante recuerdo del constante cambio de una irrealidad a una realidad.